Deidad iluminada del tantra del yoga supremo, manifestación de la compasión de todos los Budas. También es la personificación de la unión de la mente gozosa muy sutil y la vacuidad, la naturaleza última de todos los fenómenos, el modo en que realmente existen, que queda simbolizado en su abrazo a Vajravarahi. Los diversos aspectos de su cuerpo revelan la base que hemos de abandonar, el camino espiritual que hemos de practicar y el resultado que hemos de alcanzar. Por ejemplo, sus doce brazos nos indican que debemos abandonar el samsara, el ciclo de los doce vínculos de relación dependiente, y sus cuatro rostros nos muestran que debemos realizar la verdad última meditando en las cuatro puertas de la liberación perfecta.